A este Masters de Augusta solo le quedaba la guinda de un aliciente español: Scottie Scheffler, Rory McIlroy, Bryson DeChambeau, Ludvig Åberg, Patrick Reed, Xander Schauffele, Shigeki Matsuyama, todos se han posicionado tras las dos primeras rondas y esperan un fin de semana de emociones fuertes. Son 26 jugadores los que han hecho bajo el par, con el inglés Justin Rose, líder en -8. En una jornada mas complicada con vientos racheados, los 71 golpes le han permitido mantenerse en la cima, perseguido por el jugador del LIV Bryson DeChambeau (-7).
Pero el nombre del día fue Rory McIlroy y sus 66 golpes, el registro más bajo del viernes. Rory ha resucitado desde los dramáticos cuatro hoyos finales del jueves, donde acumuló un +4. Salió el norirlandés por la puerta de atrás de Augusta National sin atender a los medios, pero el viernes volvió a dar una nueva lección para meterse con todas las opciones de completar su Grand Slam.
De los cuatro españoles participantes, sólo ha sobrevivido Jon Rahm, que cerró la segunda jornada con 71 golpes (-1), para finalizar el inicio del torneo con +2, 10 por detrás de Justin Rose. "Hay que luchar. Es una pena, considero que he jugado relativamente bien, quitando un par de golpes desde el tee y simplemente no he podido aprovechar esas opciones, meter un buen putt al principio cambia mucho". Rahm insiste en su discurso optimista, que le lleva a pensar que esa gran ronda donde todo cuadre está cerca e incluso aún no se descarta para la lucha definitiva el domingo.
"Tengo la confianza de que puedo, está muy cerca, y tendré que hacer pocas mañana, pero estoy muy cerca de que ese día salga, estoy a nada. Muchas remontadas ha habido aquí, hay que tener unos buenos 27 hoyos que quedan y ojalá me dé una opción de cara a los últimos nueve hoyos. Diez golpes en dos días en un major se pueden remontar", concluía.
La mayor decepción vino del lado de Sergio García. "Un día duro en el que me ha costado pegar golpes con confianza". Concluyó el ganador del Masters 2017 con 76 golpes (+4) y se quedó a dos golpes del corte que incluirá en el fin de semana a los 50 mejores y empatados. Ni siquiera encontró consuelo Sergio en el exjugador del Real Madrid Rudy Fernández, venido desde España para vivir la experiencia de ver en directo su primer torneo de golf. Rudy, que reconocía estar muy enganchado al golf, alucinó con su primera experiencia. "Pau Gasol me animó a que viniera", admitía entusiasmado con la visita.
José María Olazábal lo peleó hasta el hoyo 15, donde una bola en el agua 'hundió sus opciones, terminando finalmente con +7.
Hasta +10 se fue Josele Ballester, en un día difícil en la resaca del incidente de ayer en el hoyo 13, donde el español protagonizó la anécdota del día al orinar en el mítico arroyo de Rae's Creek. La onda expansiva de la acción se amplificó en todos los medios en Estados Unidos y la tarde de ayer fue complicada en el cuartel general de los Ballester, la bola se hizo demasiado grande y Josele reconoce que el número uno del mundo le ayudó a tranquilizarse antes del inicio de la jornada. "La verdad es que ha estado de diez. He llegado al campo un poco nervioso esta mañana, no sabía cómo me iban a recibir después de lo que pasó ayer, para mí en el momento fue una anécdota y se convirtió en lo que se convirtió, ya pedí perdón al club y está todo bien, me dijo que no me preocupara. Cuando un jugador de verdad te estás meando es complicado pegarle a la bola y nos hemos echado unas risas, me ha cogido por el hombro y me ha hecho sentirme mejor". Josele tuvo que escribir una carta de disculpas a Augusta National, que aceptaron las explicaciones del español y el asunto se terminó zanjando. En lo estrictamente deportivo, más de lo mismo: un juego muy sólido de tee a green, pero muy perdido y nervioso en los complicados greens de Augusta. "Tengo calidad de juego para estar aquí muchos años... pero alrededor de green he estado francamente mal", concluía.